Pretendo ahora iniciar un estudio sobre los caballeros templarios y posiblemente demostrar la no adherencia de la orden, como un todo, a una o varias corrientes heréticas. Es del todo conocido los cargos que se le imputaban a la orden que van desde renegar al crucifijo, sodomía, la veneración a un extraño ídolo entre otros.
La duda se cierne desde hace más de setecientos años ¿Qué tan ciertas fueron estas acusaciones? ¿ puede ser posible que una orden consagrada a cristo y a la defensa de los lugares cristianos se perdiera en las más horrendas aberraciones?, me parece que para responder, en general, aquel que se dedica a la investigación debe abandonar todo lo que investigadores previos han dicho y que ha sido repetido por otros en los últimos – no sé ¡treinta años! – siendo la alternativa buscar en las declaraciones de los propios templarios la respuestas, estando estas declaraciones no solo en las actas y manuscritos levantados en el proceso, sino en la piedra, en la roca que constituye ciertos castillos que sirvieron de cárcel a los lideres y miembros, caballeros, de la orden, sea este pues nuestro estudio para poder así hallar una respuesta, al menos, satisfactoria.
Como nota al lector, esta entrada tiene como base la investigación sobre los grafitis, provenientes de manos de los templarios, en la torre de Coudray, realizada entre 1921 y 1922, y plasmada en un artículo (1922) de Louis Charbonneau Lassay titulado El corazón radiante del torreón de Chinon atribuido a los Templarios. En otra entrada estudiaremos otro artículo, de 1970, de la autoría del Canónigo P. Tonnellier titulado Los grafitis Templarios de Domme, el cual está relacionado a la investigación sobre estos desconocidos grafitis
Los grafitis del torreón de Chinon.
Poco despues del 13 de octubre de 1307, día de la detención del temple en Francia, se inició todo el proceso de juicio contra los dignatarios y resto de caballeros pertenecientes a la orden. El cual presenta como es conocido una serie de irregularidades un tanto sospechosas, una de esta es la imposibilidad de efectuarse una entrevista entre el Papa Clemente V y los lideres de la orden, es decir Jacques de Molay y sus comandantes. Situación está que parece tuvo lugar por las maniobras del rey Felipe IV de Francia. Hay un capítulo de importancia en esta historia y es el que nos narra L. Charbonneau:
“El Papa Clemente se alojaba entonces en el monasterio de los Franciscanos en Poitiers desde hacía dieciséis meses, y el rey de Francia residía en la misma ciudad con los dominicos. El Gran Maestre y los principales Templarios de Francia, en número de setenta y dos, fueron así conducidos desde París, donde habían sido reunidos, hasta Poitiers.
Pero Jacques de Molay estaba enfermo cuando llegaron a Chinon, así que fueron internados en las torres del castillo, y los principales, al menos, permanecieron allí hasta la primavera de 1309. En agosto de 1308, fueron interrogados por los cardenales Berenger Frédol, Étienne de Suzy y Landolfo Brancaccio, delegados para ello por el Papa, y, sin ninguna presión, confesaron graves faltas por las que pidieron la absolución abjurando de cualquier herejía. Antes de abandonar Chinon, los cardenales los recibieron en la comunión de los sacramentos y escribieron al rey Felipe que su arrepentimiento merecía sinceramente su perdón ante Dios y los hombres, y que ‘los hacía dignos de la misericordia real’.

Pero poco después, los Estados Generales del reino celebrados en Tours los condenaron formalmente. Por ello, se dirigieron de nuevo a París. Al cabo de varios meses, por lo demás, los cautivos de Chinon ya no podían hacerse ilusiones: como jefes de una orden que se había alejado del camino obligatorio, sabían que debían responder de todos los deberes que habían traicionado y que, sin duda, tendrían que expiar personalmente su abandono”[1].
Es así como sabemos que los templarios estuvieron en Chinon, específicamente en el Torreón de Coudray. Por lo que comenta Charbonneau basado en la documentación disponible al menos los dignatarios estuvieron en Chinon desde 1308 hasta marzo-abril de 1309. En ese tiempo dejaron un testimonio grabado en la piedra de dicho torreón que perdura hasta hoy, son los llamados Grafitis de Chinon.
“como he dicho, la tradición chinonesa cuenta que los líderes del Temple dejaron un impresionante recuerdo en el castillo que fue el pesado escenario de sus terribles angustias: el testimonio de los pensamientos de piedad en los que sus almas se habían refugiado en su calvario, y del verdadero arrepentimiento que conmovió a los cardenales investigadores. Así, las memorias locales atribuyen a uno de los desafortunados cautivos el conjunto de “grafitis” que he mencionado, profundamente grabados en la puerta del calabozo central de la fortaleza de Chinon, donde estaban encarcelados los más eminentes de los Caballeros Templarios”[2].
Características de los grafitis
Los grafitis más importantes fueron grabados en 4 piedras, arriba a la izquierda (A1- ver figura 2) estaría la primera piedra, la cual presenta una figura arrodillada que en frente tiene tres signos: a)una cruz con la base en forma de piedra aborregada y que sostiene una esfera ligeramente plana, atada con dos líneas que la rodean. b) Un monograma gótico del nombre de Jesús: I.H.S. c). Una pequeña cruz levantada sobre escalones, acompañada de los Instrumentos de la Pasión: los clavos, la esponja y la lanza. El hierro de esta arma está apuntado –según el término heráldico– contra la cruz, a la altura donde estaba el costado del Crucificado[3].

Si nos mantenemos en la parte superior, veremos la segunda piedra ( A2- ver figura 2), la cual presenta una lanza aislada, cerca de dos figuras, una de las cuales, parece estar separada de la otra por una doble línea que se eleva y se dobla, ambas hechas con un trazado bastante desgastado e irregular, pero que, sin embargo, no puede confundirse con un báculo pastoral, la forma en caída de este objeto alberga una mano abierta que encontraremos en otros lugares del muro de la torre.
Visualizando las piedras abajo tenemos: a) La primera piedra a la izquierda (B1) muestra un cuadrado heráldico, formando un escudo-estandarte cuartelado que lleva en sus cuatro partes la misma figura que se puede ver en el escudo de la figura arrodillada, en la primera piedra de arriba. Charbonneau clarifica: “Se trata de lo que en blasón se conoce como un gironado de ocho, figura frecuentemente utilizada en la heráldica de la Edad Media y que se puede encontrar hoy en día incluso en los juegos de los jóvenes campesinos de Occidente”[5].
Junto a esta figura se levanta otra mano abierta. b) La segunda piedra, abajo a la derecha( B2), presenta una figura de aspecto monástico cuyo rostro ha sido lamentablemente mutilado, a pesar de esto a ojos de expertos parece el trabajo de un grabador con poca habilidad.
“Este santo, coronado con un nimbo más pronunciado que los de las otras figuras, y separado de él por un hueco que deja la cabeza en relieve, este Elegido, cuya santidad particular está así glorificada y subrayada, contempla –o reza– un corazón del que emana toda una irradiación de largos rayos, en cuyo esplendor se ve una línea escalonada y el escudo caballeresco, de forma antigua, cargado con la Flor de Lis de Francia”[6].
En otras partes del torreón hay otros grafitis, los cuales no me atrevo a calificar de menor importancia pero que si contribuyen con los principales que acabo de describir, en como si de una comunicación completa se tratase, al admirar todos los grafitis en su conjunto.
El resto de los grafitis estarían al otro lado de la entrada de la torre, en el cual destaca otra representación de los Instrumentos de la Pasión agrupados alrededor de la cruz, que se encuentra elevada sobre escalones y que en su parte superior tendría el “titulo” además están los tres clavos, la esponja, la lanza, además se representaría la columna de la flagelación; y, a cada lado de la parte superior de la cruz, el antiguo signo “Sol et Luna”, el cual veremos repetido en los grafitis de Domme, que lleva la idea de glorificación y eternidad. Al lado de esta representación, conocida desde el punto de vista heráldico como Trofeo, en este caso particular de la Pasión de Cristo, se encuentra “una cruz en abismo acompañada de tres anclas invertidas, puestas 2 y 1”[7].
En otra zona del torreón se encuentra una serie de figuras, numerosas, que representa escudos, sobre esto Charbonneau hace una importante aclaración “Estos diversos grafitis son de diferentes manos, desde el siglo XIII hasta finales del siglo XV”.
Explicación de los grafitis[8].
Ortodoxia y perdón
Monje caballero en oración (santos):
el primero que muestra el personaje que aparece arrodillado es el que “Richaud describe como vestido con “un traje mitad eclesiástico y mitad militar: una larga túnica, un escudo y una espada”. Charbonneau termina describiéndolo de la siguiente manera “También lleva el nimbo característico reservado a los santos. Detrás de él, se ve una cruz latina en el fondo de una cavidad profundamente excavada en el muro; domina una roca, hecha de pequeños bloques, que recuerda el Gólgota. Junto a ella, otra cruz está rodeada, como aquella ante la que reza la figura armada, por los tres clavos, la esponja en el extremo de la caña y la lanza que también apunta al costado de Jesús crucificado; una incisión intencionada en la propia cruz recuerda la herida hecha por la lanza; la idea de las Cinco Llagas Redentoras se evoca así muy claramente aquí. El conjunto constituye lo que en la Edad Media se llamaba el escudo de armas de la Pasión o el escudo de armas de Jesucristo. En los escalones que llevan esta cruz hay cuatro grupos de puntos dispuestos de tres en tres, y debajo de ellos la inscripción en letra gótica cursiva:


Entonces tenemos lo que parece ser un santo (recordemos que el nimbo que rodea la cabeza es un calro símbolo de santidad no solo para la edad media sino en la actualidad) con vestidura de guerrero y monje el cual parece estar en oración ante las armas de la pasión o el escudo de armas de Jesucristo ( catalogado así desde el punto de vista de la heráldica) no olvidemos que también aparece representado el nombre de Jesus en su acrónimo I.H. S.
Hay dos aspectos claves sobre los cuales quiero ir en profundidad, el primero ¿quién es la figura del monje caballero representada?, pareciera ser el fundador del temple, Hugo de Payns, a este respecto Charbonneau comenta “Me gustaría pensar en él como el fundador de la Orden del Temple, el caballero de Champaña Hugo de Payns, que nunca fue canonizado oficialmente, pero que debió gozar en su momento, como Venerable Siervo de Dios –o incluso Beato, porque las reglas del culto de dulía eran menos estrictas que hoy en día-, de un culto restringido a su Orden. Así ocurrió en la Edad Media con todos los grandes fundadores de Órdenes, en particular con el beato Gerardo Tum de Martigues, fundador de los Caballeros de San Juan de Malta, y con el beato Roberto de Arbrissel, fundador de las Benedictinas de Fontevrault, antes de que la Iglesia autorizara su culto público” este comentario es enfatizado por Charbonneau-Lassay en otro de sus trabajos [10].
Esto no es en nada descabellado, sabemos por un documento encontrado en 1910 por el historiador Henri Finke en los archivos Vaticano[11] en el cual durante los interrogatorios a los templarios detenido en Poitiers en 1308 un caballero anciano llamado Étienne de Troyes declaró: “Este testigo declara […] La noche inaugural , un sacerdote, precedido de dos hermanos que llevaban antorchas, trajeron una cabeza y la depositaron ceca del altar sobre dos almohadones colocados sobre un tapiz de seda. Esta cabeza parecía ser de carne desde la coronilla hasta la nuez, con cabellos blancos […] con una barba de cabellos negros y blancos parecida a la de los templarios[…] este testigo debe decir que esta cabeza era la del primer gran maestre del temple, Hugues de Payns, venerado con santo fundador entre los hermanos”[12] n ese mismo documento se afirma que de Hugo de Payns “ cuya cabeza era venerada cada 24 de mayo”. Por tanto, lo que comenta Lassay gozaría de toda credibilidad el rendirse culto al fundador de la orden como santo, recordemos que es el papa Urbano VIII, en el siglo XVII, quien decreto el control de la iglesia para admitir nuevos santos, por tanto, no solo el temple sino otras ordenes monásticas tenían santos propios que no necesitaban en aquel entonces del beneplácito de Roma.
Trofeo de los instrumentos de la pasión de Jesucristo e inscripción de solicitud de perdón
Justo al lado derecho del grafiti que se identificaría con Hugo de Payns, esta otra cruz sobre el calvario con el escudo de armas de Jesucristo, es esta cruz que tiene la frase “Pido perdón a Dios”, en ella aparece algo que es a todas luces generadora de polémica, Charbonneau comenta “ Notemos inmediatamente que, en este trofeo de los Instrumentos de la Pasión, contrariamente a la costumbre que fue la regla absoluta hasta el siglo XII, y general durante el siglo XIII, los clavos son sólo tres en lugar de cuatro. El clavo único para los pies fue una innovación debida a los herejes albigenses”. Y esto que comenta Lassay nos deja en un aprieto, ya que de ser así lo que él dice entonces la compenetración Templarios-Cataros pareciera más que justificada y no solo una conjetura de la cual se alimentan muchos autores, o por otro lado esto podría significar otra prueba más de que la orden era poseedora de la sábana santa[13], veamos.

Las primeras representaciones de la crucifixión con tres clavos son alemanas, del siglo XIII, como descrita en algunos manuscritos (hoy en manos privadas), desde el punto de vista de la investigación del genealogista Currer-Briggs[14], esto sería prueba del paso de la sábana santa en manos de la nobleza húngara y alemana, por aquellas tierras y que a posterior caería en manos de los templarios ( alrededor del año 1250) y que a posterior será mostrada en público en el siglo XIV en manos de Godofredo de Charnay, sobrino del comendador de Normandía, del mismo nombre, muerto junto con el gran maestre Jacques de Molay.
Ahora bien si se observa la sabana ( esta entrada va más allá de la discusión absurda de si fue o no la sabana que cubrió a Cristo, y todo basado en una prueba de carbono 14 que presenta una gran cantidad de errores no considerados a nivel estadístico como de manipulación de las muestras por parte de los laboratorios), en la parte baja vemos en la imagen la superposición de los dos pies, los cuales quedarían de esa forma en el momento del rigor mortis, lo que llevarían a los diferentes artistas en el siglo XIII, y después del siglo XIV, cuando la sabana se hace de conocimiento público, a representar la crucifixión con 3 clavos. Por otro lado, sabemos que durante la cruzada albigense el Papa Inocencio III condenó cualquier comentario relacionado a que cristo fue crucificado con tres clavos, esto quizás sea una forma de identificar a los oponentes de la iglesia en aquellos días en donde el pueblo occitano comenzaba a hacer frente común ante la agresión. Por tanto, con esto que comentamos creemos en menor importancia, pero sin negar que haya sucedido de forma menos general, la interacción cataros – templarios en cuanto a la transmisión de que la crucifixión de nuestro señor fue llevada a cabo con 3 en vez de 4 clavos.
Lo que sí es importante destacar es que esta información estaba en manos de los dignatarios de la orden, recordemos que son ellos quienes estuvieron en cautiverio en la torre en Chinon, por lo tanto tendrían que ser conocedores, quizás directos de la posesión por parte del temple de la sábana santa, esto daría sentido a que una vez detenidos en 1307, la sabana quizás en alguna casa templaria en Normandía, fuese llevada a los dominios de la familia de Charnay, para que tiempo después fuese mostrada en público por parte de quien fuera uno de los paladines del rey Juan II de Francia
En este mismo grabado vemos entonces la frase “Pido perdón a Dios”, la cual ,de acuerdo a Charbonneau, está escrita en caligrafía del siglo XIV “ Que la paleografía de la frase ie requier a Dieu pdon y de la abreviatura I.H. S., en cursiva gótica, no está en contradicción con la fecha de la permanencia de los Templarios en la torre de Coudray, 1308-1309. La he sometido al examen de varios de mis colegas arqueólogos más calificados que yo, y todos coinciden en reconocer la escritura que era habitual entre 1290 y 1340 aproximadamente. También hay que señalar que la abreviatura pdon, con sus letras d y o unidas, parece indicar que su autor estaba acostumbrado a escribir con gusto. Un escriba, iluminador o grabador de sellos profesional no lo habría abreviado mejor, según las reglas de la epigrafía artística de la época”.
Es necesario resaltar lo siguiente, queda pendiente demostrar entonces que entre los dignatarios de la orden había algun escriba que fue el responsable de escribir la frase mencionada, o estamos ante el hecho que los caballeros sabían leer y escribir, siendo esto último negado a rajatabla por todo el “mainstream” académico hoy día. Pero más allá de esto, esta frase es evidencia que había un clamor de arrepentimiento, esto no quiere decir que la orden y sus dignatarios fueran culpables de todos los cargo imputados, sino de aquellas cosas que sabían eran fallas o desviaciones en la misma, como la pérdida del espíritu caballeresco y del objetivo claramente definido de la actividad del temple, además de la penetración de corrientes un tanto fuera de la ortodoxia católica, siendo esto conocido por propio Jacques de Molay, quien pidió en par de ocasiones la intervención del Papa para realizar una investigación por los hechos de “mala costumbre” que al parecer sucedían dentro de la orden. Por lo tanto, esta frase y todo el conjunto transpira angustia y solicitud de perdón “lo que sabemos sobre el estado de ánimo de los Maestros del Temple, en relación con la suerte de su Orden y de sus personas, en su situación particularmente grave y preocupante en el castillo de Chinon, coincide plenamente con la impresión que produce el ‘clamor de arrepentimiento’ de esta composición que ‘suda angustia’”[15].
Jhon Carrera
[1]Charbonneau-Lassay, L. Coeur rayonnant du donjon de Chinon attribué aux Templiers. Regnabit 1922. Original en francés, de mi lado cuento con una traducción innedita que mi buen amigo Cristian Jacobo tuvo la amabilidad de compartir, todos las citas son tomadas de esta ultima
[2] (Charbonneau-Lassay, 1922) Trad. Jacobo C.
[3] (Charbonneau-Lassay, 1922)Trad. Jacobo C.
[4] Todas las figuras presentadas en esta entrada fueron tomadas del articulo de L. Charbonneau-Lassay antes citado, las cuales fueron hechas por él a navaja.
[5] (Charbonneau-Lassay, 1922)Trad. Jacobo C.
[6] (Charbonneau-Lassay, 1922)Trad. Jacobo C.
[7] (Charbonneau-Lassay, 1922)Trad. Jacobo C.
[8] Por razones de espacio, nos vamos a detener en los grafitis que consideramos más importantes
[9] (Charbonneau-Lassay, 1922)Trad. Jacobo C.
[10] (Charbonnea Lassay, 2020) The Vulnerary of Christ
[11] El Abate Agustin Pétel cita el descubrimiento de Finke en su libro de 1910 Le temple de Bonlieu (vulgô Bonleu) et ses dépendances.
[12] (Alarcon, 2009) La maldición de los santos templarios
[13] En base a los extensos estudios realizados en el Centro Español de Sindonologia(CES) no queda duda que fue un solo clavo el que sujeto los pies de Cristo en la cruz “Si nos fijamos en los pies veremos que los regueros de suero y de sangre marcan efectivamente la colocación de clavos en los pies también. Parece que está el pie izquierdo sobre el derecho, unidos los dos[…]Un clavo en el pie no plantea ningún problema porque sostiene perfectamente, pero lo que sí que diremos es que la posición que utilizan los artistas normalmente, cuando hablan de un crucificado puede ser una de las dos opciones de la imagen, o bien los dos pies con un apoyo, o bien un clavo solo para los dos pies juntos. El apoyo, esa especie de tarugo de madera que se coloca para hacer como una especie de escalón es un invento bizantino, es posterior, por eso sabemos que esto no se utilizó en el caso de Jesús. Lo que vemos en la Síndone es la de los dos pies juntos, y parece que ésta sería la posición que tendría que tener Jesús en la cruz. La Sábana coincide con lo que nos dice la arqueología y la Historia” http://www.linteum.com/la-sindone-cristo-jesus.php .
[14] (Currer-Briggs, 1987) The Shroud and the Grial.
[15] (Charbonneau-Lassay, 1922)