Contra Gnosticismo – Introducción

Posicionemos está como la primera entrada de una serie en donde abordaremos y develaremos la trama que antecede el desorden general que hoy impera en esta amarga y vacía sociedad, que no es otra cosa que la consecución, como nunca vista, de la herejía antítesis y copia del cristianismo, me refiero al gnosticismo.

Como bien explica el Padre Castellani en su exégesis del Apokalipsys, la llegada y gobierno del anticristo se basarán sobre una religión falsa que no es otra que la primera herejía, la del gnosticismo de los primeros siglos de esta era. <<La primera herejía, por lo que sabemos de ella, se parece a la última herejía, quiero decir , a la de nuestros tiempos, y se puede decir que transcurre transversalmente toda la historia de la Iglesia, y es como el fondo todas las herejías históricas. Era una especie de gnosticismo dogmático y laxismo moral>>[1]. Y es a esto a lo que nos permitimos señalar en estas entradas.

Sin duda, hoy vemos un desorden general que no se detiene y parece avanzar de forma avasallante en todo espacio, inclusive en aquel que, siendo la única organización (no humana), única jerarquía aún erigida hacia lo alto, me refiero a la Iglesia Católica; pero, y en parte a través de los medios de propaganda, cada vez más la falta de claridad de la cúpula en el Vaticano nos está dejando al rebaño cada vez más confundido[2]. Mientras que, en las restantes organizaciones humanas, la penetración del desorden ocurre de forma natural, pues son no más que jerarquías invertidas de carácter únicamente humano.

La Serpiente como dios gnóstico-  se presenta como supuesto liberador. Ejemplo significativo de la inversión

Y es esto lo que empuja a quien les escribe, humildemente, a tratar de ayudar a echar luz ante tanta oscuridad.  Pero esta empresa no la emprendo en forma solitaria, traigo conmigo las palabras lucidas de un autor aventajado en su pensamiento, y que, con mirar preclaro, me ayudó a ordenar las ideas y poder puntualizar no solo los problemas, o el problema que nos aqueja, sino a apuntar hacia la causa, que no es otra que el neo-gnosticismo imperante. Este autor el es Doctor Wolfgang Smith, uno de mis autores predilectos. Con él, en esta y las siguientes entradas estaré entonces divulgando sus apreciaciones sobre la última y novel herejía que enfrentamos. Estaré, entonces, como hago en otros casos[3], presentando parte de sus textos, pero además sumando mis comentarios.

Develando la falsedad – la religión cientificista.

Desde por lo menos el siglo XIX, aunque ya venía de antes, la ciencia se convirtió en el caballo de batalla de aquellos, en su mayoría ateos, que buscaron eliminar la preponderancia de la religión en la vida humana. Luego de impuesta la nefasta dualidad cartesiana y el coronamiento de la razón por parte de Kant, el campo lo tenían listo los naturalistas radicales y los mecanicistas. El ser humano, ante una nueva caída, devino según el calificativo de estos, a tan solo ser un animal y producto de una casualidad; no más Dios-  no hace falta- y dieron a luz a su profeta, Nietzsche, que en su delirio vio al superhombre, que no es otro que el anticristo, lo que lo dejó en una extraña locura.

Con la llegada de la pandemonia, esta ciencia, que cada vez más dejaba de parecer una, finalmente mostró su verdadero rostro, que no es otro que el de una religión, que reclamaba entonces sus sacrificios, no solo de vidas, sino también de libertad. Los nuevos sacerdotes, llamados comunidad científica, el consenso científico, etc., dominaban entonces claramente, siendo no más que armas del poder verdadero, que hoy no tiene rostro. A esto, el Dr. Wolfgang Smith levantó su voz en uno de sus últimos libros[4], , presentando claramente que el cientificismo no solo se había adueñado de la ciencia moderna, sino que había tomado muchos más espacios. Siendo así, no podemos darle más ese calificativo, sino llamarlo como lo que realmente es: gnosticismo.

<<BASADO en la distinción casi universalmente pasada por alto entre hecho científico y creencia cientificista, he tenido mucho que decir en los últimos años sobre la cosmovisión contemporánea: sucede que hemos sido engañados colectivamente. Hasta ahora, a saber, de estar sobre una base científica sólida como nos enseñan a creer, la Weltanschauung[5] deriva en verdad de una fuente muy diferente: el hecho es que en el nombre sagrado de la Ciencia hemos caído presa en masa de una ideología. Nos corresponde entonces, a raíz de este reconocimiento , dar el siguiente paso: es decir, investigar esa ideología subyacente . De hecho, no hay otra manera de lograr un discernimiento auténtico con respecto a esa visión soberana del mundo que hoy en día parece imponerse a casi todos, desde los jefes de la Iglesia y del Estado hasta los estudiantes de primer año de la universidad, como mínimo.

Nos proponemos ahora examinar esa «ideología» como tal; y al hacerlo llegaremos a comprender la ciencia en una nueva clave . Descubriremos así, en particular, la fuente de su impulso antirreligioso : el hecho de que la animadversión cientificista contra la religión es en sí misma algo «religioso», incluso del mismo modo que una renuncia a la «política» puede ser política. y secretamente «impulsa» el mundo moderno resulta así ser una especie de religión: una religión «al revés», podría decirse, que en realidad se reduce a esa antigua y proteica contrarreligión conocida por los historiadores como gnosticismo.

En este extracto, entre otras cosas, Wolfgang expone claramente que esta contra-religión es una clara inversión, signo propio de los tiempos que vivimos, conocido en el Vedanta como Kali Yuga, la era oscura, la cual se presenta con un caos general en donde las formas sagradas son parodiadas. Por tanto, aquello que se levantó contra la religión termina siendo, por fuerza de estos tiempos, una religión en sí misma, una que en su inversión solo puede responder al enemigo.

Seguimos con el Dr. Smith.

Sucede que, hace más de tres décadas, publiqué un artículo[6] sobre ese tema en el que sostenía que esta herencia arcaica se ha transformado -como de hecho siempre ha sido habitual- en otra versión más de sí mismo[7], y que bajo esta nueva apariencia se ha infiltrado en la civilización occidental. Esta intrusión ha estado en marcha más o menos desde la Ilustración, y parece haber tenido un éxito brillante al subvertir, primero, las instituciones educativas, desde las universidades hasta las escuelas primarias, y desde allí extender su alcance a toda la cultura, infiltrándose finalmente incluso en los seminarios. Parece que nos estamos acercando al punto de inflexión gnóstico. El hecho es que los defensores del gnosticismo (o del neognosticismo, más precisamente) están actualmente librando una guerra total para asegurar la hegemonía sobre la civilización occidental . Y hablando ahora como cristiano, añadiría que nada que no sea la religión auténtica puede resistir ese ataque gnóstico: «Porque no luchamos contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernantes de las tinieblas de este mundo, contra la maldad espiritual en las alturas», como nos informa San Pablo[8]. ¡Que aquellos que tienen » oídos para oír» reflexionen sobre estas palabras! Ser «razonable» -o siquiera «racional»- no será suficiente: ni el «buen sentido» burgués ni la «experiencia» acreditada harán ni la más mínima mella en el ataque gnóstico.

No nos parece más claro, sin duda, lo que soporta al gnosticismo desde su origen y su mantenimiento en el tiempo no es otra cosa que fuerzas preternaturales, fuerzas de oposición, las potencias o ángeles caídos, que en su batalla contra Dios buscan dañar al ser humano.

 A pesar de lo que nos han enseñado a creer en los colegios y universidades, todos somos en esencia «religiosos»: hechos «nada menos que a imagen y semejanza de Dios, como nos informa el Buen Libro. En realidad , no podemos elegir no hacerlo». Nuestra única opción, resulta ser, se refiere al tipo de religión que haremos nuestra. Y en el fondo, sólo hay dos opciones: Cristo habla sin duda en nombre de la religión verdadera en general al declarar: «El que no está conmigo es contra mí”[9]. En última instancia debemos elegir a cuál de «las dos ciudades» perteneceremos en adelante; y de una forma u otra, cada uno de nosotros tomará esa decisión

Haciendo analogía a la Ciudad de Dios de San Agustín, cerramos esta entrada con la indicación de Wolfgang de que llega la hora de tomar partido. Es claro y público cómo es estar del lado de Cristo y lo que esto demanda, pero ¿es evidente lo que propone el neo-gnosticismo?

Por lo general, en el pasado, los seguidores del gnosticismo entendían que la presencia del hombre en este plano era una ruptura de la unidad y su lucha era la de recomponer esa unidad en su forma original, lo que implicaba para ellos un esfuerzo titánico en contra de la naturaleza y sus fuerzas. Se reconocía así a la materia como un ser ajeno a Dios, por lo tanto, un principio en sí mismo que debía ser combatido.

Considerando esto de esta forma, no se reflexiona en el error de la caída asociado al libre albedrío humano, sino que se atribuye a la creación la categoría de un accidente. El hombre, en su paso por el mundo, es un accidente, que tiene su origen en el ánimo de la fuerza maligna (materia) de vencer al bien (espíritu). Así, el gnóstico (o aquel relacionado con el gnosticismo) ve y vive este «accidente» no solamente por ser otra cosa con respecto al medio en el cual se encuentra, sino también en cuanto a su consistencia por ser la existencia de algo que es preludio a una liberación que debe ser conquistada.

El misterioso y extraño hibrido Abraxas – hoy reaparece como símbolo de la búsqueda de la hibridación del hombre con la máquina.

Y esta liberación exclusiva e identificada con el  plano material —siendo entonces su único objetivo este mundo— no es más que un ejemplo del decaimiento de la tradición a causa de estos hombres y su interpretación materialista gnóstica. Pero a esto se contrapone la vida de aquellos verdaderos aventajados, reconocidos como «Santos» en sus respectivos tiempos, y son aquellos que verdaderamente, estando con los pies en la tierra, vivían ya en los cielos.

En la actualidad, este mismo accidente de la condición humana que busca remediar el gnóstico es el mismo que trata de remediar el cientificista y todo aquel que lo secunda, como la masa informe, y que es entendido y experimentado por el pensamiento trans y poshumanista. Para el cientificista, como para aquellos que los gobiernan y los animan, el ser humano, su presencia, y para muchos su excesiva cantidad, significan un problema. De allí que solo aquellos con el «conocimiento», es decir, los grupos de poder —como clara cúpula neognóstica—, sean los únicos «calificados» que pueden resolver los problemas que causa la humanidad y esto es la base para las ideas maltusianas que los dominan. Hoy ya no hay censura, vociferan su deseo de aniquilar a más de la mitad de la población a plena luz del día.

Jhon Carrera

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[1] (Castellain, 1963) El Apokalipsys de San Juan.

[2] En el Te Deum, en su ultima frase se iguala al infierno con la confusión <<In te, Domine, speravi: non confundar in aeternum.>>

[3] Del mismo modo que he hecho en dos apartados de este blog titulados la obra de Schwaller de Lubicz y la obra de Louis Charbonneau-Lassay

[4] (Smith, 2020) The Vertical Ascent.

[5] Weltanschauung se entiende como una cosmovisión.

[6] “Gnostic Today” Homiletic & Pastoral Review, March 1988.

[7] A este respecto tenemos una entrada en este blog que exponemos de forma resumida la versión actual del gnosticismo.

[8] Efesios 6, 12

[9] Mateo 12, 30

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