Simbolismo Cristiano – Invocaciones Marianas. Los árboles, plantas, flores ( Rosa Mística)

Requiem… Non nobis

Ya dimos razones de por qué Nuestra Señora en sus epíclesis se puede invocar como jardín del Edén. San Luis Maria Grignion de Montfort es enfático en  << Que la Santísima Virgen es el verdadero paraíso terrestre del nuevo Adán. El antiguo paraíso era solamente una figura de este>>[1]. En los himnos de la liturgia siria, la Virgen se convierte en el Paraíso donde está plantado el Árbol de la Vida: <<Paraíso Espiritual. Teniendo en su centro el Árbol de la Vida>>[2], además nuestro santo ya citado abunda en comentarios << Hay en este paraíso riquezas, hermosuras maravillas y dulzuras inexplicables, dejadas en él por el nuevo Adan , Jesucristo>>, pero se llega incluso hacer de Ella el mismísimo árbol <<Árbol de frutos sabrosos que nutre al fiel Árbol Bendito que ha producido el fruto (Cristo) dando alegría a quienes de él comen[3]>>, en otro lado se enfatiza que es Ella el Árbol de la Vida, pero también aquel de la ciencia del bien y del mal y que da su Fruto que es Cristo << … El verdadero árbol de vida, que produjo a Jesucristo, fruto de vida, allí, el árbol de la ciencia del bien y del mal, que ha dado la luz al mundo>>[4].  No puede entonces causarnos sorpresa la relación de Nuestra Señora con el Árbol de la Vida y, en general, con los árboles.

La Virgen Maria y los Arboles

De los símbolos sagrados, el árbol es uno de los más universales. Se asocia al manantial inagotable de fertilidad cósmica y es la imagen de la vegetación, en él se resumen todos los ciclos, el de la vida, muerte y regeneración perpetua por la semilla que es la energía vital de la tierra. Del mismo modo, es un símbolo muy apropiado de regeneración espiritual, en el sentido de que, con raíces profundas en la tierra y con su impulso vertical, expresa la vida que asciende al cielo. <<El Edén de Dios es María>>… de allí sale el Árbol de la Vida, que permite a los exiliados regresar al Cielo.

En referencia a la Virgen, que se identifica con la Sabiduría, un pasaje del Eclesiastés es leído en ciertos oficios de la Virgen: << Elevada estoy cual cedro sobre el Líbano y cual ciprés sobre el monte de Sión. Extendí mis ramos como una palma de Cades…  Me alcé como un hermoso olivo en los campos, y como el plátano en las plazas junto al agua.>>[5]. Para las antiguas tradiciones, el árbol era por su naturaleza considerado el ser visto como una epifanía de la divinidad, y más especialmente de la Madre Tierra, quien ofrece en él una de sus producciones más espectaculares. Pero al ser la Virgen la revelación final de nuestra verdadera Madre es así como el simbolismo incompleto de la Madre Tierra tiene su culminación en Nuestra Señora. Y por esto es del todo normal que la Virgen María fuera y sea asimilada al simbolismo del Árbol, y naturalmente al mismo Árbol de la vida; de hecho, en la medida en que este último Árbol es de alguna manera un arquetipo, para todos los árboles

Rosa mystica. Hermanos Klauber, 1781

En consecuencia, se puede entender por qué se nos cuenta que muchas de las estatuas de la Virgen fueron encontradas en un árbol o al pie de uno; Jean Hanin nos presenta una lista encomiable:<< por ejemplo, tenemos a Nuestra Señora de las Tres Espigas de Trigo cerca de Colmar, las Vírgenes de Err y Prats de Mollo en Toussillon, y Nuestra Señora de Tronchaye en Rochefort-en Terre (Bretaña). Campos y bosques albergaban numerosas estatuas de Nuestra Señora de la Encina. Ya hemos mencionado que la Virgen Negra de Longpont (Isla de Francia) estaba originalmente alojada en el hueco de un roble, y lo mismo ocurre con la estatua de Buret ( Mayenne), que atrajo a muchos peregrinos, la de Chaville, situada en el bosque de Meudon (Isla de Francia), y por muchos otros en Picardía, Bretaña y el Borbón. También está Nuestra Señora de Roncier en Josselin (Bretaña) y en Lille, Nuestra Señora de Ronzières en Chidrac (Puy-de- Dome), Nuestra Señora del Remo de Roumegoux en Albi Nuestra Señora de Romigier, la Virgen Negra de Manosque. Estos tres últimos nombres son sinónimos de roncier, que significa zarza>>.

Nuestra señora de las tres espigas – Colmar Alsacia alemana

Por todo lo expuesto, debemos tomar de hecho que toda la vida vegetal cae dentro del dominio de María, así sean los campos, cultivos, viñedos, bosques y flores. No por casualidad, en ocasiones se le ha asignado el color verde, o simplemente en sus apariciones se presenta de ese color, como es el caso del manto verde de la Virgen de la Divina Revelación, que se apareció al anticatólico Bruno Cornacchiola; justamente y nada casual, en una gruta en Tre Fontane (Tres Fuentes), en Roma, el 12 de abril de 1947.

Pero podemos considerar otros casos <<La estatua de Nuestra Señora de Buena Esperanza en Dijon viste una larga túnica verde; según las descripciones de Faujas , la estatua original de Le Puy vestía una túnica cuya parte superior era azul verdoso; en Marsella, Nuestra Señora de la Confesión lleva un vestido negro y verde, y en la fiesta de la Candelaria, el 2 de febrero, la procesión se realiza con cirios verdes; la estatua de Nuestra Señora de Murat se viste de verde para la misma fiesta>>[6].

En un sermón del oficio del 8 de diciembre, Paschasius Radbertus, Santo que vivió en el siglo IX, dice que de María: <<Se canta sobre ella en Cantar de los Cantares[7]: Huerto cerrado, Fuente sellada, lo que de ti brota es el Paraíso. Sí, en verdad, un jardín de las delicias; allí se recogen toda clase de flores y todos los perfumes de las virtudes>>[8]. En los siglos de la mal llamada Edad Media, el tema del Jardín estuvo en uso y fue parte de la ilustración de los famosos Libros de Horas, que representaban a la Virgen en un huerto celestial. Pero, además, en los oficios bizantinos del 7 y 14 de septiembre aclaman a María en los siguientes términos: <<Jardín Luminoso>>, <<Jardín Viviente>>, <<Tú eres el jardín místico que sin cultivo ha dado a luz a Cristo>>[9]. Pero también en el XVII Maria es todavía considerada el jardín <<el mismo Espíritu Santo, que ha tomado posesión de él y dice: ¡Eres jardín cerrado, hermana y novia mía; eres jardín cerrado, fuente sellada![10] ¡Maria es jardín cerrado!>>[11].

En ese libro místico y enigmático, el Cantar de los Cantares, el cual ha sido fuente de tantas meditaciones sobre la Virgen, que, junto a diferentes himnos e invocaciones en su honor, proporciona también ese símbolo célebre del Jardín amurallado, que es evocación de aquellos jardines de Oriente, donde, detrás de altos muros, abundan las plantas exquisitas y deliciosamente perfumadas.

Virgen de la Encina – Ponferrada

Plantas, Flores y la Rosa Mística

Si María es el jardín, evidentemente también es la flor, y esto permite entender una de las más hermosas advocaciones, y epíclesis en las letanías, la de la Rosa Mística. Y a la Virgen también se le ha atribuido la siguiente declaración de la damisela del Cantar de los Cantares[12]: <<Yo soy la flor del campo, y el lirio de los valles>>.

Espero que después de todo lo expuesto no quede duda de por qué el mes de mayo ha sido consagrado a María, porque es entonces cuando toda la vegetación eclosiona, brota y los jardines se cubren con las primeras flores. Poderosamente significativo es todo esto ya que la flor está cargada de un simbolismo muy rico, se le reconoce junto con la Rosa como símbolo de secreto, pero además es similar al del árbol; como si se partiera de una semilla, entonces se abre paso a través de la tierra en donde fue enterrada, pero que a pesar de eso, se eleva sobre su tallo vertical para florecer mientras mira y busca el cielo. Por tanto, es perfectamente normal ver en la flor una imagen de la Virgen.

Por otro lado, Nuestra Señora es invocada en la letanía acatista como <<Rosa Divina>>, y en las letanías de la Iglesia occidental como Rosa Mística, Rosa mystica, mientras que la liturgia pone en su boca las palabras de la Sabiduría: << Yo soy… la Rosa de Sharon>>, y San Pedro Damián la llama la <<Rosa del Paraíso>>[13].

A lo largo de la Edad Media, manuscritos fueron escritos sobre el misticismo floral de la Virgen como el caso del manuscrito conocido como el Rosarius 12483, que trata sobre el misticismo floral de la Virgen en la Edad Media. Por otro lado, en un momento de ese largo milenio, Raimundo de Capua cuenta que Santa Inés de Montepulciano tuvo una visión gozosa de la Virgen de la Rosa (Rosa Mística) y sabemos que en <<Lourdes, poco antes de la primera aparición, Bernadette vio una rosa silvestre temblorosa, que permanece hasta el día de hoy>>[14]

Rosarius. Chanson religieuses en langue d’oïl.

Todo parece indicar que el simbolismo floral alcanza su máximo poder y expresión de la realidad superior con la rosa: destinada a ser la Rosa Mística, la rosa expresa la realización de las posibilidades contenidas en la semilla y, por tanto, la realización espiritual. Es al mismo tiempo el símbolo del supremo conocimiento divino, la mística y el amor puro. Pero también de su Misterio, es decir, al cristianismo como la religión del Mysterium, entendido primero como todos los hechos de Dios, la ejecución de Su plan a través de un acto que procede de Su eternidad, realizándose en el tiempo y en el mundo[15]

La rosa, ya sea blanca, rosada o roja, simboliza el Misterio de la Encarnación por su color. La expresión <<Rosa sine spina>> (Rosa sin espinas), utilizada por San Bernardo y posteriormente por poetas y músicos, como <<Flos florum>> (flor entre flores), es el inicio del camino que con el tiempo nos llevó a un gran hecho del siglo XIX: la declaración dogma católico de la Inmaculada Concepción. <<Flos Florum>>, ella sola según el dogma de la Asunción, está en el Cielo con su Cuerpo místico, gloriosa flor mística entre las flores del Paraíso. <<Flos Carmeli>>, flor del Carmelo, evoca los lazos de la Virgen María con lo místico: Rosa de Sarón, rosa del Carmelo, un compromiso, las Bodas de Dios con la Iglesia y la Virgen María.

Finalicemos entonces citando a Dante. El gran poeta, en los Cantos 21 al 23 del Paraíso, nos dice que la rosa, la Virgen María (junto con los apóstoles que son los lirios), marca el progreso de los elegidos, <<Allí está la rosa en que se hizo carne el Divino Verbo, allí los lirios cuya fragancia indica cuál es el buen camino… aquellos luminosos espíritus se dilataban hacia arriba, en lo cual me hacían patente el profundo afecto que profesaban a María>>.

Y en el Canto 30, Dante percibe a los santos y al Paraíso mismo formando una inmensa rosa, <<Al áureo centro de la sempiterna Rosa>>. Con todo esto puede entonces irse develando el porqué del nombre del rezo tradicional católico que llamamos <<el Rosario>>. No hay duda, hermosas invocaciones que solo pueden ser de la Reina del cielo y todo lo creado.

Jhon Carrera

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[1] (Montfort, 2006) Tratado de la verdadera devoción a la santísima Virgen.

[2] Tomado de (Hani, 2007) The Black Vrigin a Mirian Mystery

[3] (Hani, 2007)

[4] (Montfort, 2006)

[5] Eclesiastico 24, 16-19

[6] (Hani, 2007)

[7] Cantar de los cantares 4, 12

[8] (Charbonneau – Lassay, 1997) El Bestiario de Cristo tomo II

[9] Tomado de (Hani, 2007)

[10] Cantar de los Cantares 4,12

[11] (Montfort, 2006)

[12] Cantar de los cantares 2,1

[13] (Charbonneau – Lassay, 1997)

[14] (Hani, 2007)

[15] (Borella, 2004) Christ the original mystery.

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